Cuerpos a la vista, pasillos inundados, huesos que flotan, olor nauseabundo: lo que pasa en el cementerio de Avellaneda cada vez que llueve parece una película de terror, pero es la realidad de un lugar donde no se hacen tareas de mantenimiento hace años.
El predio está en ruinas y los familiares de las personas que están sepultadas ahí se topan con un panorama que es tan peligroso como repugnante. Los nichos no tienen tapa, la suciedad es extrema y hasta hay cables sueltos de alta tensión.
El concejal de Cambiemos, Diego Malito, denunció en conversación con Telenoche que el municipio no hace las obras mínimas de mantenimiento. “Deberían notificar a los familiares que abandonaron las tumbas y, si no hay respuestas, tomar medidas”, señaló.